Wilson S.L. 44

Nuevamente en el coche y tras haberlo aparcado nada mas salir del gueto, Estefa contempla en la soledad e intimidad del mismo, el sello que porta en su dedo.

No es que abra puertas cerradas a cal y canto, es que te convierte en Dios. Entro en esa basura de sitio reteniendo las ganas de vomitar que el olor que desprendía el piso le daban,  el pavor sentido con el tal Pablo, tarado mental que se pego a ella por minutos no fue nada, a la llegada del otro tipo. Gritaba hepatitis y siete virus contagiosos más y la situación no mejoro, cuando la pasaron a la “oficina” del tal Fleky.

Pero, aun observando el sello, sonríe, que fácil resulta imponer una supremacía ya implantada, que fácil puede ser humillar, bravuconear y todo lo que es necesario ser, para exigir tres pasaportes falsos.

Es: No se que cojones has hecho, pero justo has fallado en los tres pasaportes mas importantes para la señora.

Fl: Me cago en los putos tarados, les deje muy claro en cuales no podía haber fallo. Pero ey jefa, te lo soluciono en nada, ¿Cuáles son?

Es: No es a mí a quien solucionas, es a la señora. Su mujer, hija y Martha Aragón.

No lo había pedido evitar, cuando vio que la obedecían sin pedir más explicaciones, bastaba el sello y ser Estefanía Paredes, el nombre de Martha broto de sus labios inconscientemente.

Podía hacerlo, no le asustaron las armas, no le asusto la amenaza de los Montero, trataba de tu a tu a Carlos Andrés Montoya y estaba al tanto de cómo se organizaba la entrada de la coca a Galicia, en un cargamento de madera.

Justo estuvo hablando de ello con Isabel Contreras, todo un pueblecito costero comprado por Wilson, mas ahora en que el trabajo en la zona no abundaba, un trabajo de apenas un par de días que daba de comer a casi todo el pueblo. Ellos son los encargados de extraer la coca impregnada en la madera y harían lo que fuese por la señora y el dinero que ésta generosamente les entrega en falsas donaciones.

Podría hacerlo, la red estaba montada, solo había que suplir pero…Dios…¿en que cojones estaba pensando? Esa suplencia tenía un nombre, que no era otro que Roberto.

Retiro la vista del sello justo cuando pensaba en quitarlo de ese dedo y trasladarlo a otro. Enfada con ella misma, pone en marcha el coche y se dirige al Satanás, es hora de retomar sus reales funciones y recordar, que solo esta ahí para ayudar a Maca y lo que es mucho más importante, cuidar de la familia.

Y Anna, parte de esa familia, en esos momentos y frente a un espejo, cierra los ojos sorprendida por el fuerte tiron con el que Maca, le cierra el vestido situada tras ella.

No la había mirado, desde que entrase en el despacho y la siguiese hasta su baño, Maca en ningún momento le había mirado a los ojos y ahora, frente al espejo, continua sin hacerlo.

M: ¿Te vio desnuda?- pregunta evitando mirar al espejo y si lo hace, con la pequeña cajita que supone, guarda la gargantilla.

An: Salía de la ducha, por supuesto que me vio desnuda- informa subiendo los ojos y abre la boca queriendo continuar, pero el recuerdo de lo vivido hace minutos, le hace callar y aguantar las ganas de exigirle bajar y poner en su sitio al viejo zorro.

“Ya esta, mil cinco veces” En solo minutos las ganas de compartir una cena y porque no, otra realidad con ella, se esfuman y la estampan de regreso a la única realidad posible. Aquella donde Macarena continúa siendo incapaz de plantar cara a su padre y con él, a Wilson SL

Y no ayuda, que Maca guarde silencio y se pegue a su espalda hundiendo el rostro en su cuello.  “¿Qué quiere de mi?”

M: Solo…solo necesito un poco mas de tiempo- dice abrazándola con verdadera necesidad. La necesidad que siente, de borrar muchas cosas pero sobre todo, borrar la mirada de Anna cuando abrió la puerta de la habitación, cargada de asco y odio.

An: ¿Para que?

M: Para…para….tener otra oportunidad

Sincera, se muestra sincera y da una patada al tablero de ajedrez, en el que parecen jugar.

An: ¿Cuántas crees que puedo darte?- pregunta soltándose de ese abrazo. Lo pasado hace minutos pesa y esa pesadez, no la deja ver mas allá-  Y  en verdad, ¿oportunidad de que?

La enfrenta de brazos cruzados y ella misma se reconoce fuera de control, ¿pero que puede hacer para retenerse? Macarena la mira con la boca entre abierta, queriendo decir pero como siempre callando y guardando.

Otra vez, sumergidas en su peculiar bucle, aquel, donde ahora se lanzan dardos, sin medir daños o consecuencias.

M: Yo…Anna, oportunidad a tener algo real y

An: Utopía, esto empieza a parecer una utopía

M: Estamos casadas, no es ninguna utopía

An: Fue un papel con un contrato anexado.

M: Anna

An: ¿Me estas diciendo que hemos sido pareja estos seis años?

M: Hablaste de tregua

An: Y también dormimos juntas y follamos cada vez que nos entran las ganas y hasta tenemos una hija, pero se te olvidan pequeños detalles como por ejemplo, que mantienes a una puta

M: Basta  Anna

An: Que tu padre me trata como si yo también lo fuese

M: Anna

An: Y que de ti sabe mas otra puta que la supuestamente puta que es tu esposa. Que además, justo es  la puta que me quito lo que era mío.

M: Estabas con Fran

An: ¿Si? ¿Estas completamente segura? ¿O en el calenton del momento fue lo que te vino bien pensar?

M: Basta, yo también tengo mis detalles respecto a ti.

An: Perfecto, dímelos ya nada me va a sorprender.

Ad: Jejeje, que guapas las dos con vestido.