miércoles, 20 de marzo de 2013

Wilson S.L. 38


Sin poder dormir, así la encontraba la mañana, sentada en su cama, con la sabana entre sus piernas cubriendo solo su torso, una de sus piernas flexionadas, el codo apoyado en esa rodilla y con esa mano, se despeina aún mas de lo que horas antes lo hiciera Valeria.

¿Eso era la bipolaridad? ¿Tener ganas de saltar y gritar y a la vez de llorar? Podría hacer ahora mismo todo eso a la vez, pero en realidad, solo miraba el verde de los campos que se podía ver por su ventana y fumaba un cigarro.

Caprichoso y curioso destino. Después de todo, tuvo que ocurrir con Valeria. Pero que diablos, pasa de los treinta y cinco años, ¿a quien tiene que darle explicaciones? ¿Quién debe explicar después de mucho tiempo por fin pudo volver a disfrutar del sexo? ¿Quién mejor que Valeria? Alguien con el que no te une mas que una ¿amistad?, alguien que sabe crear el ambiente y que disfruta de la vida, bebiéndosela a sorbos, alguien a quien si hubiese salido mal, bastaba con decirle “no puedo Val”, sin tener que explicar y recordar. Alguien ante el que no tiene que fingir pureza, fingir un pasado limpio e inmaculado, o no fingir pero si aguantar compasión o miradas cargadas de pena.

Libre, se sintió tan libre, que ahora sonríe negando con la cabeza, tuvo que venir una Paredes a darle libertad, pero al momento regresa la bipolaridad y su rostro se torna serio. Paredes, llevaba semanas sonriendo por otra Paredes de sonrisa perenne y genio espontaneo, la misma que hace un par de minutos le ha escrito un mensaje. Mensaje que no ha leído y que le hace regañarse, cogiendo el móvil. ¿En que momento se había convertido en una inmadura?

Disfruto con Val y no solo eso, se liberalizó con Val, no debía avergonzarse ante nadie, ni lo por lo hecho con Val ni mucho menos por su pasado.

“Ahora es que me voy a la cama. ¿Que tal la sesión de xxx yoga?”

Es el mensaje recibido que ahora si lee y que le hace sonreír por las x antes del yoga y que contesta mordiéndose los labios.

“No hubo xxx yoga, ¿Qué tal la noche?”

“Interesante, pero lo mejor, yo en traje italiano”

“Jajaja, no”

“Si, arremangados los bajos. Lo que se conoce como toque under”

“Quiero foto de tan increíble momento”

“ Pues, ahora esta arrugado y....¿la quieres?”

Genial, si o no, y lo peor ¿qué estaba haciendo? Esto se acercaba peligrosamente al tonteo ¿parar o seguir?

Oh vamos, ha follado ni más ni menos, ha disfrutado de varios orgasmos después de muchísimo tiempo y ahora siente una relajación extrema, de la que ni puede ni quiere salir.

“La quiero”

“Tu lo has querido, ¿estas sentada?”

“Sentada y desnuda”

Contesta y ríe, puede imaginarse la cara de asombro de Estefa e incluso su sonrojez.

“Te has sonrojado, confiesa”

“Jajaja, mejor no confieso”

“Lo has hecho, dime que si”

“Si y algo peor también”

La pequeñaja golpeaba dos veces con la insinuación de ese último mensaje, pero eran muchas las sensaciones vividas en horas y su cuerpo ahora, si pedía su tiempo muerto.

“Vete a dormir, en Wilson usaras mas veces traje”

“Si y tu tapate, ¿no?”

“Jajaja no se, tengo por costumbre hacer lo que me da la gana y no lo que me digan. Duerme. Besos”

“Ya voy, Doña hago lo que me da la gana. Besitos”

Es el último mensaje que lee, después tira el móvil a la cama, y se desliza por ella con ambas manos en su cabello, riendo. Que fácil es a veces, sentirse jodidamente bien.

Pensamiento compartido en esos mismo instantes con Anna Esther Paredes, todo iba como la seda, le había encantado que Maca se presentase en ese pequeño acto, le había encantado como sus manos se habían buscado, como la acompaño hasta las barricas, como la miraba mientras ella abría la barrica elegida, extraía una pequeña cantidad de vino, lo examinaba y daba la aprobación frente a sus trabajadores con una sonrisa.

Todo era jodidamente perfecto, podía sentir la electricidad entre ambas, como sus ojos se buscaban y como las sonrisas brotaban inconscientes entre ellas.

No le importo cumplir con el protocolo Wilson, si el padre o la misma Macarena, estaban presentes, debían ser ellos quienes bebiesen el primer caldo de esa barrica. Se lo sirvió orgullosa y le entrego la pequeña copa, ante la mirada curiosa de los allí presentes.

Y era jodidamente perfecto, jodido porque Maca le sonrió complacida y cogió la copa con su mano izquierda, mostrando mientras bebía de ella, el sello Wilson que grande y llamativo lucia en su dedo corazón. ¿Cómo podía lucirlo orgullosa?

Tras dar el sorbo protocolario sonrío como ella hiciera primero y levanto la copa mostrándola al resto.

M: Excelente caldo.

Proclamo en alto y se giro hacia ella, sonriendo y si, podía ver orgullo en esos ojos, no por nada que fuese Wilson, era por ella y su caldo Paredes. Ahí, era perfecto.

Pero entonces Maca, se giro nuevamente hacia los trabajadores y tras unos segundos en silencio, prosiguió, regresando a lo jodido.

M: El pequeño vino por la buena cosecha será en la otra sala, vayan saliendo.

Exigía, no invitaba y con ello, regresaba lo jodido. Esperó estoica a que los trabajadores se marcharan, sin mirarla ni una vez mas, se cruzo de brazos y en cuanto se quedaron solas, exploto no entendiendo su actitud.

An: ¿Les tienes que hablar así?

M: ¿Me tienen ellos que mirar así?- responde preguntando a la defensiva y señala el arco por el que han salido.

An: Tan solo esperaban, por favor- se descruza de brazos y no llega a entender como Maca, no ve lo evidente.

M: Estoy harta, muy harta de que me miren así- susurra acercándose a ella y los ojos de Anna, comienzan a molestarla.

An: Lo hacen como le habéis enseñado- vuelve a cruzarse de brazos y mira para otro lado, al ver como avanza hacia ella enfadada.

M: ¿Yo? ¿Cuántas veces he venido yo aquí?- pregunta llegando hasta ella y el aire esquivo de Anna, empieza a enfadarla de verdad.

An: No hace falta, créeme que no hace falta.

M: ¿Qué insinúas?- agarra sus brazos y la hace mirarla de frente. El destello breve y diminuto de miedo visto en los ojos de Anna, le hacen apretar mas las manos sobre sus brazos y fruncir el ceño.

An: No insinúo, es la realidad. Esas miradas no son mas que consecuencia de vuestros actos.

M: ¿Tu también?

An: ¿Yo también que Maca?

M: ¿Me temes?
 
 






4 comentarios:

  1. ops, problemas en el paraíso….
    Qué piensa Maca…con toda su arrogancia, vive rodeado de matones y todavía aún creer que todos la vean como un ángel ... Por favor señora mafiosa, tu se perdió en el pasado… y con razón, Esther la teme …y preguntas por qué? si aún estás más perdida ... Mira, que hasta para las diosas, omnipotente, omnipresente y omnisciente una autocrítica a veces ayuda…
    beijos

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  2. A martha esos remoldimientos estan atormentando con los sintomas de la bipolaridad... Como a Maca la evidente diferencia del miedo al respeto.

    Cari.

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  3. cada vez mas interesante. sigue así

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  4. Cuanta intigraaaaaa¡¡¡¡¡ no se si podre aguantaaaaaaarrrr¡¡¡¡ jejejeje
    Besicos desde R. Sapes on euq etriced euq jejejeje MUA MUA MUA

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