viernes, 30 de agosto de 2013

Wilson S.L. 103


A altas horas de la noche, pocos quedaban velando al difunto. Lo hacían las viudas del pueblo, siempre prestas a rezar por un alma que abandona este mundo y lo hacían los más allegados. Familiares como tíos o primos, que durante años habían vivido de Wilson S L.

jueves, 29 de agosto de 2013

Mi cincuenta cláusulas 31


"No es tan difícil, Julia sólo acércate". " No es tan difícil, Julia. Sólo baja". "No es tan difícil, Julia. Sólo llámame o escríbeme". Deseos de Minerva que no llegaron a cumplirse.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Wilson S.L. 102


Noche era, cuando los chicos de Maca, avisaron de la inminente llegada del patriarca de los Montero. A esas horas de la noche, la familia había cenado y Roberto Wilson, continuaba sin llegar.

Acelera, un poco más...8


Se me va la fuerza por el pensamiento- Quiere cañita y yo se la voy a dar- Vamos y vamos. Si no soy nadie. Me ves así, con pinta malota rematada con motaca "pepinazo", pero luego unos bonitos ojos, un cuerpazo y una voz rota, y me quedo en naita-Que soy mu chica y ésta niña es mu mala-.

martes, 27 de agosto de 2013

Mi cincuenta cláusulas 30


Había despertado de buenísimo humor, la Julia juguetona había aparecido y ahora estaba en su baño, disfrutando de una reparadora ducha. Por más que la curiosidad le pudo, Minerva no encontró la cámara por la que Julia la había observado.

Encuentros 41


Siesa, es siesa y así morirá la joia. Ni a meses de ser abuela le cambia el carácter. Lo que yo aún no puedo entender es como de semejante mujer, nació mi Miranda. Que no hay color, vamos que no.

lunes, 26 de agosto de 2013

Wilson S.L. 101


Camino despejado. Su madre Anna charlaba en el jardín con varias personas, su madre Maca lo hacía en el salón con los gemelos, Tía Estefa y alguna persona más, Tía Valeria reía con Isabel en la habitación de al lado. Era su momento, Martha había salido a unas de las terrazas y ella debía ser rápida.

Acelera, un poco mas...7


¿Decir que se me pararon los pulsos? ¿Qué me faltó el aire? ¿Qué me dejo tiritando? ¿Qué no sabía si tiritaba de frío o de auténtico calor? Soy incapaz, de precisar que fue primero. Si que se me pararán toditos mis pulsos o la respiración.

viernes, 23 de agosto de 2013

Wilson S.L. 100


Habían escuchado a Isabel y Valeria conversar tras la puerta y si bien, el beso había sido roto, la postura de sus cuerpos no. El vestido de Anna colgaba de la mano de Maca y las manos de Anna seguían posadas en el torso de Maca.

jueves, 22 de agosto de 2013

Encuentros 40

-Miranda. Que santa paciencia tienes hija, no sé como puedes aguantar a mi nieta, con lo pesada que era y ahora es mucho peor, que todo le consientes y no puede ser.


Mi cincuenta cláusulas 29


¿Julia tardó diez minutos? Minerva no lo puede saber. El impacto del concierto de Fito unido al de los fuegos artificiales, la tenían totalmente emocionada. La dura mujer de negocios, fiera y apasionada, tenía un lado muy consentidor, que le estaba encantando tanto, como su lado salvajemente pasional.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Wilson S.L. 99


El portazo de Anna y su insulto, encendió  aún más la mecha que ya llevaba encendida Maca.

Acelera un poco más...6



Veinte kilómetros hasta el Hostal Trinidad, con las costillas aplastadas. Como para no acelerar. Toñi, la niña carita dulce no le tiene pánico a las motos, le tiene terror y mis costillas aplastadas por sus brazos dan fe de ello.

Conseguí que la niña llegase a tiempo para ayudar a su mami y su mami es, del dulce lo más dulzón. En cuanto llegue con su niña me invito a un vinito. Blanco y bien fresquito.

Me introdujo en su cocina, y cualquiera que haya trabajado en una, sabe lo importante que es ese lugar para un cocinero. Pasaba la quinta década de largo, un poquito gruesa y rubia como su niña. Otra niña más, a la que robarle un beso.

Se movía con auténtica destreza y estoy segura, que sabría cocinar una zarzuela de pescado con los ojos cerrados. Muy suelta, coqueta y simpática, hizo que el tiempo a su lado pasase rapidísimo hasta que las otras tres niñas llegaron.

Broma de la conductora, como no. De nombre Isabel, Isa para todo el mundo incluido yo. Ella misma así me lo pidió.

- Llámame Isa, que Isabel es como muy serio.

Y de ella, Trini así me habló:

- Isa es las más bicho de las cuatro. Nos ha hecho cada trastada. Pero luego es un encanto de niña.

A través de Trini, supe que las reuniones familiares en verano, no son sólo cosa de mi familia. Las cuatro niñas con arte pa aburrir, eran primas, no podía ser de otra forma.

- La mía, Toñi, es la más pequeña y claro lo ha aprendido todo de las otras tres bichos. Pero ya la estas viendo, es una trabajadora nata como yo.

Hasta ahí, yo la escuchaba hablar tranquila y con sonrisa boba en la cara. Era tan bonito escuchar el orgullo con el que hablaba de su hija y sobrinas, que olvide lo que recordé, cuando ella me hablaba de la sargento, Carmen.

- Carmen es muy mandona, te podía mentir pero es que es así. Y le va en el cargo, es militar, todo el día luchando por igualar e incluso superar a los hombres, hace que seas la más seca de las cuatro.

Porque eran cuatro y justito en ese momento lo recordé y la recordé. Mi morena sombreritos de nombre poético, era su sobrina y como con el resto, de ella algo me diría. Pasa, que las tres habían entrado a la cocina a saludar y ella, en su línea de "mala eres conmigo", no lo hizo. Supongo que un móvil de ultimisima generación lo impidió.

- ¿Qué te estaba yo diciendo?

Me preguntó y tuve que morderme la lengua para no saltarle con -me hablabas de mi morena- si la malaje no había entrado y la mujer no se acordaba de que me hablaba, yo debía enderezar la conversación a mi favor.

- De tus cuatro niñas- ahí, toda disimulada se lo deje caer y ella dejo de mover el caldo de las paellas, para mirarme sonriendo. Guapa y salada es. A ti, te tengo que robar un beso.

- Ay, ¿no te estoy aburriendo?

Otra mordida de lengua para no gritarle un no. Primero no podía aburrirme, porque esa mujer podía contarte el menú de su carta tres veces que las tres le prestarías atención; segundo porque me hablaba de cuatro ....error...de tres niñas de lo más simpáticas y tercero, porque me moría por saber algo de Lucia, la cuarta, muy malaje pero hasta ahora que no se, si es simpática.
Que no se puede juzgar a la primera y que un poco más y me caigo de la encimare donde estaba sentada. Mi morena entró en la cocina en ese preciso instante. Lo guapísima que es, no tiene nombre.

- Tía, no se si me quedaré a comer y....vaya, ¿sigues aquí?

El vaya y el sigues aquí, no era para su tía, ni para los dos pinches, ni para el fregaplatos. Era pa mi. La mua.

- Pero Lucía

Salto su tía y oye, mucho malaje, mucha divinidad pero a su tía la respeta a base de bien, porque sombreritos se sonrojo y procedió abrazar a su tía. Estaba cantado, pelota para corregir sus malos modales. Díselo tu, Trini. Que mala es conmigo.

- Jajaja, de las cuatro está es la malaje. ¿A que no me equivoco?

- Jejejeje- río su tía y adore ese momento. Lucía me miro tras su tía y fue un auténtico subidón. Ay niña, a ti empiezo a querer robarte más de un beso.

- Dile que no, la motera es una enteradilla.

No fue lo que dijo, fue el cómo y fue como volvió a pasar por mi lado y me guiño, antes de marcharse. Niña, devuélveme el suspiro que te has llevado contigo.

- Aysh- no pude evitar que se me escapara el suspiro que Lucía se llevaba.

- Ay Lucía- suspiro también Trini y yo no pude, más que canturrear.

- No hay nada más bello, que lo que nunca he tenido. Nada más amado, que lo que perdí.

- Perdóname si hoy busco en la arena, una luna llena que arañaba el mar... Jejejeje, ay.

Eso pensé yo, ay...porque no me dio la gana aguantarme mas, porque de mi morena de nombre Lucia no pude saber más, y porque de un salto baje de la encimera, me acerqué a ella y ¡Tirititi! Le robe un beso de su mejilla. Ella sonrió y un poquito se sonrojo.

Te quedas aquí con tus sartenes, con tus comandas y sobrinas, pero yo me llevo el beso robado por una desconocida a la que invitaste a un vino y quedó prendadita de tú amabilidad y simpatía.

Tocaba marcharse y acelerar. Aún me quedaba depósito y medio de libertad.

Pasa, que al salir, tras despedirme de todas menos una, esa una fumaba enfrentito de mi moto.

“No me tientes mas, niña”

martes, 20 de agosto de 2013

Mi cinucenta cláusulas 28


Por supuesto que se iba a cambiar de ropa. Un coche la iba a recoger para ir a casa de Julia Arango. El sólo hecho de pensarlo y ya en el coche de Julia, un escalofrío la recorre de arriba abajo. Conoce a esa mujer de apenas hace unos días. Vale que coincidieron en Las Bahamas, ¿pero que intercambiaron? ¿Amenazas de si tú te muerdes deseo hacerlo yo?

Subidón y no sólo en pies de altura. Minerva siente como si fuese una tea, y Julia es la mecha. Basta una palabra, basta un recuerdo o basta un correo de Julia y todo su cuerpo la obedece prendiéndose.

Pero eso no quita, que son las tres de la madrugada, que ha dejado a sus amigos continuando la juerga en su ático y que ella va en un cochazo conducido por otra mujer desconocida, dirección a casa de Julia.

Pensar en las altas horas de las noches que son, le da regomello por la chica que conduce. ¿La habrá sacado de la cama para venir a por ella?

- Siento las horas, yo no...vamos...eh...que lo siento- Minerva improvisa y como siempre que lo hace no suena convincente. La sonrisa que la conductora le regala por el espejo retrovisor, le hace sonrojarse. Puede pedir las disculpas que quiera, pero horas de visita, no son. Esta clarísimo- En fin.

- No tiene que disculparse. Es mi turno habitual.

Como esta clarísimo que a Julia Arango, nadie se puede acostumbrar. ¿Desde cuando una alta ejecutiva en España necesita turnos de conductor?

Como sea, la Urbanización se abre para el coche, la conductora del mismo y para ella. Los lagos de la finca, complejo residencial que Minerva conoce muy bien. A poco más de diez minutos de Somosaguas. ¿Cuánto tiempo llevaría viviendo ahí Julia?

Urbanización exclusiva, donde el poder y el dinero, se convierten en casas donde los dueños dan rienda suelta a sus excentricidades. Dime en que Urbanización de Madrid vives y así se sabré cual es tu poder.

Las preguntas sobre Julia se amontonan y pocas van hallando respuesta. La de si Julia, es como el resto y da rienda suelta a sus excentricidades, halla fácil respuesta, cuando el coche entra en su finca y baja a un sótano gigantesco.

- ¡Wau!- exclama irremediablemente Minerva. Mire a donde mire hay coches de auténtico lujo.

- A la señora le gustan los coches.

- Ya veo, y las motos

- También las embarcaciones.

Para Minerva llegó el momento de pedir un stop. Vale que en el sótano haya Lamborginis, Ferraris, algún Rolls Roy,  Cadillac de colección e incluso un fórmula uno, ¿pero una zodiac? ¿En Madrid? ¿Dónde iba a poner en marcha una lancha acuática?

Ante semejante despliegue terráqueo y marino, sumando la avioneta exclusiva usada por ella misma, Minerva no puede más que poner los ojos en blanco. ¿Es necesario tanto capricho? Años discutiendo con su padre por estas cosas y mira con quien iba ella a tropezar.

- Cuando quiera- la conductora prosigue con su labor y abre la puerta para que Minerva salga.

Ahora que lo piensa, es agradable rodearse de mujeres. Y parece, al juzgar por cómo es la conductora, que para el servicio más cercano, Julia no emplea fotocopias. Salvo que en esa casa, ahora encuentre fotocopias de una mulata de metro ochenta, gruesa y de afable sonrisa. Bien serviría de guardaespaldas. Otro stop, bajándose del coche, su ayudante el día del reportaje fotográfico, era muy parecida a la conductora presente. ¿Copia? ¿Pero es que todo lo copia o debe tenerlo multiplicado?

Con tanta cavilación, Minerva llega al ascensor sin mirar más allá y sólo es consciente de lo tecnológico del ascensor, cuando la amable conductora le indica.

- La señora esta en el gimnasio, pulse efe tres cuando las puertas se cierren.

- Stop- Minerva solicita su tercer stop, esta vez en voz alta como en alto están sus manos. El panel del ascensor es una indescifrable suma de letras y números. Pero es que además, ¿a las tres de la mañana está en el gimnasio?. La conductora mirándola y haciendo lo propio con su reloj de pulsera, apremian a Minerva- Son las tres de la mañana y esta cosa me da un poco miedo.

La conductora, fiel a como se ha mostrado todo el camino, lo lanza ningún juicio, se limita a sonreír y explicar paciente.

- Es totalmente seguro y el gimnasio está ubicado en esta misma planta. Sólo se desplazará lateralmente- la conductora prosigue, explicando los sistemas de seguridad con los que cuenta el ascensor, pero Minerva deja de prestarle atención.

Su atención se la lleva el que debería ser el clásico espejo de todo ascensor, donde Minerva podría retocarse el cabello. No hay espejo donde retocarse y si una pantalla, que muestra relojes y lo que parecen movimientos bursátiles.

- Esos relojes indican...eh..

- Son los horarios de las principales bolsas mundiales.

- Yap- breve y un poco aniñada es la contestación de Minerva- no desconecta ni en el ascensor- su conclusión es tan obvia que una vez recibida la concebida sonrisa de la conductora, Minerva suspira- Póngalo en marcha...perdone, ¿se llama?

- Perdóneme a mi, no me presente. Soy Lola.

- Pues en marcha, Lola. No hagamos esperar a Julia. Me da que no le gusta.

- Jejejeje

La gracia dicha por Minerva, hace reír a Lola, aunque pronto deja de hacerlo. Ella sabe, lo poco que a su jefa le gusta esperar.

Sin más, ambas se despiden y Minerva junta sus manos implorando y Las puertas del ascensor se cierran, mientras Lola vuelve a reír.

Silencio, los segundos siguientes transcurren en absoluto silencio. El ascensor ni siquiera parece moverse.

- Como en el despacho, números y silencio. Con lo que me agobia a mi el silencio. Y luego esto, ¿como no tiene un espejo? ¿Dónde me miro yo? Ay...Minerva, dios mío que locura. Todo sea hablar por no comerme las uñas, aunque lo haga sola. A ver, esta es la hora de Estado Unidos, supongo que esta otra será Japón, índice Nikei o algo similar se llama y tres más. Ni idea, ya podría poner de donde son cada reloj. Y luego es que, a las tres de la mañana en el gimnasio, no había oído algo igual.

Minerva no es capaz de detener la nerviosa incontinencia verbal que está sufriendo. Va en un ascensor que se desplaza lateralmente por las paredes de la casa de Julia Arango y son las tres de la mañana. A ver o hacer fotos no va. Nerviosa y cediendo a la tentación de morderse una uña, Minerva no es consciente de que el ascensor llegó a destino y con sigilo abrió sus puertas.

- Depende del uso horario, ¿no cree Minerva?

- ¿Julia?

Hasta que la voz de Julia le da la bienvenida a su gimnasio. Los ojos de Minerva buscan ávidos la figura de Julia y cuando la encuentran se abren asombrados por varias razones. Primera porque Julia esta colgada del techo con extraño artilugio bocabajo, la segunda porque en esa postura y de espaldas a ella, Minerva y sus ojos se empapan a placer de la fornida espalda y glúteos de Julia y tercera, porque en un rápido movimiento, Julia cae de frente y a un sólo paso de ella.

- Llegaste justo a tiempo, Minerva.

- Me mareas con el tratamiento, ahora usted, ahora tú- cualquier tontería es válida, para Minerva. Lo que sea para no sucumbir a la tentación de olvidarse de tratamientos y pegarse a la piel traspirada de Julia, cubierta sólo por un pequeño top y unos runnings.

- Ven conmigo, después decidimos- Julia tira de ella cogiéndola de una mano y Minerva no puede más que seguir al ímpetu de Julia. En su rápido caminar por el gimnasio, no puede detenerse en ningún detalle y en la nueva sala, en la que es introducida, no hay nada, más que una enorme pantalla- Regreso en diez minutos.

Julia se despide sin que Minerva halla podido abrir la boca para decir nada y la pantalla se ilumina.

Minerva observa la puerta por la que Julia ha salido y la pantalla, sin saber muy bien que hacer. Pero entonces, la pantalla se enciende mostrando imágenes de lo que parece un concierto.

- No me lo puedo creer. ¿Fito?

Minerva se deshace sin poder reaccionar, es un concierto en directo de Fito y empieza su canción preferida.

"Lo he intentado muchas veces pero nunca me ha salido puede que me falte voluntad o que me sobre el vicio"

- Julia....¡es la leche!!



Encuentros 39


Jajaja, esta Miranda mía borrachilla es lo más. Mira que se lo advertí, ten cuidado con mi gordo, qui decir, mi señor padre, que es de los de" Una más y nos vamos", y no irse hasta que cierran el bar.

Pues nada, ahora es a mi a la que me toca llevarla moña perdida por la calle, casi arrastrado, menos mal que pesa nada, que aquí la gorda soy yo. Ay, que empache he cogido con tanta natillas.

Lo que me recuerda, ahora que atravieso la calle y Miranda deja de hacer fotos en negro, que; querida suegra, esto es lo que tiene ser una pobre funcionaria, mi garaje está a tres calles de mi pisito Pin y Pon.

- Otra más, ven.

¡Dios!,  mi Pon y su obsesión etílica por las fotos.

- Miranda cariño, el móvil no tiene flash- es lo poco que puedo decir que me está metiendo la lengua hasta la tráquea. Pero por dios santo. Ay, mi cosita. Ni empachada, oye. Es una cosa única. Tiene un poder en mi libido asombrosa. Me toca gemir, no diré fingiendo sino más bien exagerando- Uhmmmmmm- que estamos en plena calle, son las tres de la mañana y ella, en apenas cinco horas tiene que estar en la notaría. Que es notaría jejeje- Uhm....- nuevo gemido y le sujeto la cara echándola un poco para atrás, que hay respirar también. Y cuando lo hago, cuando respiro separada de su boca y la miro, tan cerquita de mi. Se me vuelve a detener la respiración. Adoro sus ojos miel, porque siempre y aún es la oscuridad pude leer en ellos y me dicen tanto- Vida mía, ¿que te quiero yo?

- Jejeje, no se- me contesta abrazándose a mi y dios, que increíble sensación es tenerla pegadita a mi, destilando cierta ñoñería infantil.

- ¿Como que no sabes?- le preguntó al oído, mientras recuperó la respiración. Sería tan bonito morir así, a lo Romeo y Julieta, abrazadas y que sea lo que tenga que ser. Hay que ver, las cosas que piensa una empachada a natillas, en mitad de una calle.

- Ains- suspira mi chica y es que a veces es tan tonti. Se creerá que no se lo mucho que le han dolido las fotos con Javi y además la entiendo, he visto varias suyas con zorrillas varias y agradable no es. Vamos, que de dos en particular me he aprendido yo muy bien las caras por si me las cruzo por ahí. Ay, pero ahora lo importante es quitarle la tontería que ha pillado.

- ¿Dejaras ya las fotos?- le estoy preguntando pero casi ordenando, ¿eh? Que mandona pues, jejeje un poquito soy. Ay que rico es apretarla, por favor.

- Mms. No te harás más fotos si no es conmigo- me dice Miranda, pero, l¿a mandona no era yo?

- Aja- a los borrachillos hay que darles la razón. Vamos, me pide una foto mi prima la de Móstoles, ¿a ver por qué no nos la vamos hacer?

- Sólo yo te tocó, sólo conmigo vas a hoteles y no hay más Internet.

- Claro, claro- le contestó, ganas de discutir no tengo. Si son los celos hablando por ella y cuatro carajillos.

Besazo que le doy de quedarnos pegaitas y oye, se da por satisfecha porque ahora camina sola y sin tambalearse.

- Yo, Miranda Álvarez y Casado- se pone hablar delante de mi, andando hacia atrás. Y un momento, ¿por que parece sobria?- Notaría del Ilustre Colegio de Madrid, doy fe de que Doña Daniela Gómez Montalvo, se compromete en este acto

- Eh... eh...párate ahí, que tu estabas borracha o lo aparentabas...

- Jajaja ¿ah?- se ríe y como siempre que me mira como lo hace ahora mismo, me da la vida- A no realizar fotos que ostente nuestras cariñosas más que con la que firma la presente, filiada en folio a parte, así mismo se compromete a no volver a registrarse en ninguna página web de contactos o similar, con igual o diferente nick, y mismo uso. Por parte de esta notaría, se añade en punto aparte, que Doña Daniela Gómez Montalvo, sólo tendrá encuentros amatorios, sexuales y/o íntimos, con una sola persona

- Tú- completo su larga parrafada como me lo grita el corazón. A estas alturas, Miranda no camina hacia atrás y yo doy un paso más. El que me permite encontrarme con ella, cuerpo a cuerpo.

- Esta humilde notaría, se declara totalmente enamorada de usted, Doña Daniela Gómez Montalvo.

- Te quiero- es lo único que mi congoja por semejante declaración me permite decir.

- Yo más.

Y ahora soy yo, la que la agarró contra mi y le pego un besazo no de quedarme pegadita sino de amarrarme a ella para los restos.
- Ay mi chica, que es notaría.
- Y con notaría jajaja




lunes, 19 de agosto de 2013

Caminito a....

Caminito a casa
Mañana pésima, de las de olvidar, laboralmente hablando. Pero llega una hora y un reloj me da el pistoletazo de salida a la libertad.
Llego a mi coche, no al enano, y si, al que de mi sólo tiene la posesión. Me da la bienvenida cuando subo en el y meto la llave, arrancándolo- Tan educado como su dueña- La real, la que el ochenta por ciento de las veces lo conduce.
Salta la música, mientras desactivo el "start-stop" que me pone de los nervios y suena Pink- Taba clarito que sonaría ella-.
Es entonces que abrochándome el cinturón comienzo a cambiar rápido las pistas de música del pendrive hasta que llegó a Metallica. Los primeros acordes ya me encrespan los rizos y mis pies comienzan a tamborilear- Eso es- embrague, primera, quitar freno de mano y - Yeah, ahí te quedas-. Su coche, hoy mío, sale rapidito y me recuerda porque me dejan llevarlo pocas veces. Este pisa raíles sin derrapar.
Su bravura me hace sonreír al recordar su frase de siempre- No apures tanto las marchas- y ahora no es sonrisa, es carcajada. Porque mi madre se cuela tras ella en mi pensamiento- Hazle caso, ella es la que tiene más cabeza-.
Obvio, mi madre no estaba en el verano del dos mil diez, cuando tras una fiesta con los amigos, a ella le dio por querer bañarse en el mar y cuando llegábamos al camino de arena, le apeteció probar que conservaba viejas técnicas. Reducir a segunda sin frenar, tirar del freno mano y girar volante al contrario. ¿Resultado? Un trompo perfecto que nos hizo reír por minutos.
Metallica sigue sonando y toda la penuria de mi curro, va quedando atrás, conforme recortó kilómetros.
En estos caminitos, suelo viajar acompañada de mis personajes. Hoy me acompañan Anna, inducida por la charla tempranera con Popis, lo hace la Poli con sueños toreros, inducida por mis propios pensamientos y una nueva idea, inducida por mi mayor cómplice en creatividad, Udont.
Las ideas y escenas se me mezclan, mientras mi estados de ánimo se alteran según el tráfico que encuentro a mi paso- Frena que viene radar. Mier....salto?-siempre me queda la duda- Si estuvieras a lo que estas y no a mil cosas, como siempre- mi Mami y su siempre compañía.
Entre Annas y sus alianzas, Eris y sus chatis, y una fiesta secreta, llego a mi calle, sin percatarme que Metallica dejó de sonar.
Sonrisa cuando cuento mentalmente y no falla, Xena sale a la reja y se levanta, esperando que me bajé del coche.
No baje el volumen y ahora en el silencio de la calle y el olor a pucheros, me doy cuenta que suena Marc Anthony y su Vivir mi vida. Y lo hace a todo trapo como antes lo hacían las eléctricas de Metallica.
Mejor bajar volumen mientras aparco, pero entonces Xena vuelve a estar apoyada en sus cuatro patas y una rubia con orejas agujereadas me mira tras ella.
Se ríe y se que es, porque no se puede creer que yo esté escuchando al Puerto Riqueño.
Y entonces, sin bajar la música y a medio aparcar, el corazón se me se acelera.
La rubia miro a su alrededor y cuando se supo en intimidad,  clavo sus ojazos en mi y comenzó a mover sus caderas al son de salsa caribeña. Apenas tres caderazos y el corazón se me cambia de sitio.
Y no puedo regañarlo, por cambiarse, sin señal, sin aviso, ni intermitente. Diez horas sin ella, son demasiadas para los dos.
Tarde por aquí, pero Felicidades Besicos desde R.
 
 
 
 
Pd. Tus puntazos, de siempre, me hacen sentir muy viva. Y el pendrive, lo formateo juas.


Wilson S.L. 98


La Mansión Wilson, estaba abierta de par en par. Muchos eran los que acudían a velar al difunto y saludar a su heredera, Macarena Wilson.

Su hermano Roberto aún no había llegado y el entierro sería a primeras horas del día siguiente. Aún quedaba mucho día, para seguir recibiendo condolencias.

Martha había accedido acompañar a Estefanía, pero saberse cerca del viejo zorro, por mucho que estuviese muerto, no era de su agrado en absoluto.

Buscando mantener la mente ocupada y lejos, muy lejos de los recuerdos de Colombia, se decidió por observar a Anna.

Ésta realizaba a la perfección las labores de esposa "de", claramente educada para ello y denotando además, cierto gusto. Después de todo, parecía que esto era lo que quería Anna. No tener en su vida únicamente a la señora sino también a la mujer. Sin grandes demostraciones afectivas, se las veía como nunca antes en completa comunión. No podía incluirse la armonía a esa comunión, demasiado el carácter que ambas tienen.

Anna ahora hablaba con Joaquín Soler en una de las terrazas y Martha busco quedarse cerca. Pobres imbéciles, Anna estaba usando toda su artillería de mujer, seguro que haciéndolo partícipe de sus nuevos planes; recuperar Wilson. Y el viejo Joaquín, babea dejándose engatusar.

A Anna, ese babeo ahora no le resulta repugnante. Es sólo un mínimo detalle al lado del objetivo a conseguir. ¡Son tan fáciles y patéticos!

La conversación con el baboso Joaquín, le sirve para ponerse en situación. Ninguna de las familias "madereras" esta a gusto con los Montero.

Jo: Sube los intereses cuando le da la gana, se salta todos los convenios y en cuanto hay alguna queja, manda a sus matones. Y yo soy Joaquín Soler, no ningún mierda que le deba dinero. Francisco y Macarena, siempre trabajaron diferente. Ahora debo pedir una cantidad importante de dinero y hasta estoy pensando en hacerlo en modo legal. La caída de Wilson, no ha beneficiado a nadie.

An: No está tan caído como parece. Pero si, necesita de cierta ayuda.

Jo: Mm...en un mes, han interceptado la madera tres veces, puede que la ayuda de la que hablas este en los rusos.

An: Ay...veremos. No se como lo haces, Joaquin. Sólo quería saludarte y mira al final donde acabamos.

Jo: Siempre envidie a Francisco por tenerte en sus filas. Si quieres, podríamos seguir charlando con un buen ribera del Duero.

An: Uhm...prefiero mi propia cosecha.

Jo: Como y cuando tú quieras.

An: ¿Y que hacemos con la señora?

El coqueteo descarado de Anna, aún evadiendo una respuesta, hizo suspirar a Martha. Aunque Anna no lo reconociera, estaba necesitando de una ayudita y ella se presto a ofrecérsela.

Mr: Anna, necesito me acompañes.

Su interrupción no fue del agrado de Joaquín Soler, algo obvio, pero si de Anna. Sería el cansancio, el reposo no guardado o el temor a que Maca malinterpretara sus intenciones, pero la verdad es que no daba para más. Y lo próximo, habría sido cortar al baboso sin contemplaciones, tirando por los suelos, sus avances.

An: Si, Joaquín ya hablamos.

Jo: Cuando quieras

Beso en la mano y ambas que se marchan, camino al salón.

An: Necesito hablar con los rusos, aunque creo que podría tratar directamente con el padre de Montero.

Mr: Eso, mejor se lo dejas a Maca. Ella los conoce de siempre.

An: Se perfectamente a quien conoce o no, mi mujer.

Mr: Pelín insoportable eres a veces.

An: Por favor, mira quien habla.

Fa: Señora, el señor está sólo.

Faustino llegando hasta ellas y avisando que el difunto se encontraba sólo, puso final a su casi discusión.

Minutos más tarde, Anna entra en la habitación, donde está expuesto Francisco Wilson. La momentánea soledad, le hace sonreír levemente, al verlo por fin, sin vida. Pero Anna pronto recuerda, el motivo de entrar a esa habitación.

An: Quítale el sello.

Fa: ¿Que? ¿El..el sello?

An: Eso he dicho. Quítaselo y si no puedes, le cortas el dedo.

Con la orden dada, no se preocupa por cómo Faus, finalmente le retirará el sello Wilson. Anna se limita a caminar lento, altanera y orgullosa hacia el cabezal de la cama. Ya en él, se agacha lo suficiente, para susurrar en el oído del difunto.

An: Tienes que estar retorciéndote en el mismo infierno. Espero que nunca encuentres la calma que has dejado. Ah...el sello me lo llevo, no es a ti a quien pertenece.

El sello es retirado por Faus, quien ni siquiera intenta escuchar lo que Anna habla al difunto. Se limita a obedecer y cuando con esfuerzo retira el sello, lo entrega a Anna, quien se queda contemplándolo en la palma de su mano.

M: ¿Qué hacéis?

Hasta que la voz de Maca, provoca que ambos la miren. La señora esta en la puerta y no, con muy buena cara. Sus ojos muestran enfado y su voz más.

Fa: Yo ya me iba.

Faus se escabulle en seguida, la cara de Maca no es de buenos amigos y cuando su jefa está así, mejor marcharse.

M: He hecho una pregunta, Anna.

An: Que yo responderé si quiero y me da la gana.

M: No empieces a cabrearme. Llevas todo el día hablando con gente que detestas y ahora estas aquí, ¿que cojones estas haciendo?

An: Una tontería, fíjate. Intentar recuperar lo que es tuyo, imbécil.

El sello Wilson es dejado no de muy buenas formas en el vientre de Maca y por puta física acaba cayendo al suelo en el momento en que Anna cierra la puerta de un portazo.

M: ¡Joder!. ¡Anna! Anna espera.




 



Acelera, un poco más...5




 

Me da la risa, porque el momentazo es para descojonarse de la risa y no poder atender las instrucciones del señor Guardia Civil. ¡¡Viva España!!

Todo ha sido de lo más comedia italiana. Dona mechas californianas o conductora del todo terreno más cargado de arte de la historia, volvió a vacilarme- Motera, creí que tu lo tendrías más fácil- Que le ha cogido gusto la niña, y me esta despertando el bebecito mimoson. Ese que gusta de robar otro tipo de besos, pasa que estoy pegada a su coche, que tengo las tetas de la carita dulce a un centímetro de mi boca y que "sombreritos" pasa de mi boca y de los pechos de su amiga, porque ningún caso nos hace.

¿Que como he llegado a esta situación? Facilito. Mechas californianas me dio conversación y una que gusta de hablar con niñas simpáticas, me puse y le explique que con una moto, tipo naques, con el arcén ocupado por una grúa y los coches cerrándome el paso, milagros no puedo hacer, ni mi moto se puede convertir en avioneta de repente.

No me miro naita y si lo hizo, no pude yo verla. Que mala es mi sombreritos. Con el tráfico detenido, todas me hablaron menos ella. Ella sólo móvil, suspirar y picotear con sus dedos el apoya brazos. Pero de mirarme naita y mira que yo lo di todo y fui simpática como la que mas.

Por eso, supongo, cuando el tráfico empezó a rodar lentito y al poco paramos, mechas californianas me llamó y tuve que mover mi moto en sentido contrario para acercarme nuevamente a ellas.

- ¿Ya me echabais de menos?

Jejeje, se rieron. Todas menos una, y no hace falta decir quien fue. Ella sólo negó con la cabeza y como no, volvió a su móvil.

- Toñi, tiene super prisa. ¿Has visto como esta la cosa ahí delante?

Me preguntó "mechas" y supe quien era Toñi al señalarla y ésta sonrió. Toňi es la rubia carita dulce y dueña de las dos tetas que cada vez tengo más cerca de mi boca.

- Para mi, ya se esta clareando. Pero hay dos coches atravesados y están los pikoketos, os queda un rato.

- Joder, mi madre me mata.

Resultó que la madre de Toñi, dueña de las tetazas que amenazan con comerme la boca, tiene un restaurante-hotel y las niñas, iban a alojarse en el. Pero, Toñi debía llegar a tiempo para echarle una mano en la cocina, para las comidas del medio día.

Sin rumbo como yo estaba y con la prisa que ella llevaba, me ofrecí a llevarla sin más. Pero la niña no había montado en moto nunca antes y además, aseguraba tenerle miedo.

- Ains, si quedan apenas veinte kilómetros.

Mechas fue la primera en animarla y lo agradecí, porque un Guardia Civil caminaba entre los coches y me dio en la nariz, que venía para mi.

- Es sólo una moto, vamos ya.

La sargento prosiguió con los ánimos y yo empecé a repasar mentalmente la documentación de la moto, porque el guardia venía directito a mi. Itv pasada, si; seguro en vigor, si; permiso de conducir, si y hasta ahí, llegó mi repaso, porque la niña más malaje que puede haber, paso un segundo de su móvil para tocarme lo que ni tengo ni en consecuencia me cuelga.

- ¿Noto cierto miedo?

Jajajaja, guasa tiene "sombreritos" y lo peor es que no pude contestarle. El Guardia llegó hasta mi y por la cara que traía, estaba muy quemado.

- ¿Todo bien?

Me preguntó intentando sonar amable, pero Chacho, me da que el chaval iba no quemado sino quemadisimo.

- Si, sólo es...pues...es...

¿Que podía decirle? Mire, esta todo bien, sólo que he conocido a estas cuatro niñas y de las cuatro, hay una que me llama mucho de muchísimo la atención. ¿Pues no ves que no?

- Si no tiene ningún problema, mejor inicie la marcha.

Creo que algo similar dijo el Guardia, pasa que cuando el hablo, yo estaba prendadita de una sonrisa, roba almas. La de sombreritos mofándose.

- Si, se sube la niña y me marcho.

Nada malo dije, nadita de malo había en tan sólo ocho palabras. Pero no pareció verlo así, Lucia. Mi sombreritos. Porque su sonrisa se esfumó y como no, volvió a su móvil.

Toñi al fin se decidió, nerviosa bajo del coche, nerviosa llego a mi moto, nerviosa se me presentó y muy nerviosa se subió a la moto.

Tanto, que cuando quise bajarme para cogerle el casco, se pego a mi como una lapa y no me dejaba moverme. Pero el guardia, ahí seguía.

- ¿Pueden aligerar?

Y este es el motivo por el que los pechos de Toñi, están rozando mi boca. Si me bajo es capaz de tirar la moto y tampoco es que me deje moverme, con lo cual, sólo me quedo girarme y a tientas buscar el casco.

Juro que ninguna mala fe hubo en mis movimientos, que a Toni, carita dulce, no le estoy mirando los pechos con ninguna intención y que Lucía, es una malaje de mucho cuidado, porque aún no haciéndome caso, me está fulminando con la mirada.

“Mala eres conmigo, niña”